Para 1946 había en México seis empresas dedicadas a la fabricación de cemento, tres en el Estado de Hidalgo, una en Monterrey, una en Puebla y la de Apaxco, Estado de México.
En el año de 1951, con un equipo capaz de manufacturar más de 2 millones de toneladas, la industria nacional solo logró producir 1.5 millones de toneladas. Esta gran diferencia se debió en parte a contingencias de índole técnica y a la escasez de energía eléctrica, combustible y materias primas.
En México tenemos una industria cementera de la que nos podemos sentir orgullosos, una industria que a lo largo de más de 60 años, ofrece una gran cantidad de cementos de excelente calidad, una industria que siempre ha colaborado abiertamente con el gobierno, con sus clientes, sus proveedores y la sociedad en general.